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El escarabajo no tiene la culpa

Lo hecho por Volkswagen, empresa que manipuló las pruebas para emisiones de gases, es una enorme “trafa” corporativa que es un golpe a la industria en general y, en particular, a la automotriz.

Publicado: 2015-10-23

Los delitos cometidos por Volkswagen no son un tema menor: la empresa instaló un “software” inteligente que detectaba si a sus autos con motores diesel (entre ellos, Jetta, Passat, Golf y Audi) se les estaba haciendo un “test” para determinar las emisiones de nitrógeno. 

De ser el caso, el “software” lo reducía hasta en 30 a 35 veces. Terminado el “test”, el motor volvía a su condición “normal”. Y esas emisiones matan. Del 2009 al 2014, habrían muerto 170 personas en EEUU y 3,700 personas en el mundo entero.

¿Cómo pudo suceder? ¿VW engañó a los reguladores? ¿O los reguladores sabían lo que estaba sucediendo? ¿La instalación de este “software” fue iniciativa de los ingenieros y técnicos, o están involucrados los altos mandos de la empresa?

The Economist dice que las normas de la Unión Europea han sido muy laxas debido a los lobbys de VW y otras marcas. Afirma que durante los “tests” se utilizan todo tipo de trucos (usan lubricantes especiales, quitan los espejos, “sobreinflan” las llantas, desconectan los alternadores y ponen altas temperaturas).

Este es, digamos, el escalón más bajo de la “trafa”, cuya cúspide es el “software” malicioso de VW. Agregan que los nuevos estándares para baja contaminación (Euro 6) fueron aprobados hace 8 años en la UE pero solo entrarán en vigencia el 2017, debido a los lobbys.

Hay otros hechos que están causando indignación y furia. Si bien el Presidente de VW, Martin Winterkorn, tuvo que renunciar, se fue afirmando que “no había hecho nada malo” y con una pensión de jubilación de US$ 32 millones. Pero no se fue a su casa, sino a la Presidencia Ejecutiva de Porsche Holding, a través de la cual las familias Piech y Porsche controlan más del 50% de VW. O sea que le dieron una “patada para arriba”. Hace unos días, ante el escándalo, Winterkorn tuvo que renunciar a la Porsche.

Este delito no solo le va a costar mucha plata a la VW (se dice que no bajaría de US$ 30,000 millones), sino que ha mellado la confianza y credibilidad de los consumidores construida durante décadas. Solo en EEUU se van a tener que retirar varios millones de autos para su reparación. ¿Y en el Perú?

Pero el daño también se lo podría hacer a la marca “Made in Germany”, sinónimo de calidad y eficiencia, orgullo de Alemania. Hoy, Alemania es el tercer país exportador del mundo (sobre todo de productos industriales de alta tecnología) y en eso se basa su crecimiento, así como su liderazgo en la Unión Europea.

Hay más. El comportamiento altanero de Winterkorn se ha comparado con el tratamiento hacia los griegos de Wolfgang Schäuble, Ministro de Finanzas de Alemania. Dice Roger Cohen en el New York Times que “la prescripción que se le dio a Grecia –que sea más trabajadora, honesta, confiable y virtuosa, como es Alemania, y que salga adelante con solo más austeridad– fue demasiado rígida y ahora esas lecciones aparecen como una bofetada burda e hipócrita” (29/09/15).

Sea lo que fuere, estamos frente a una enorme “trafa” corporativa que es un golpe a la industria en general y, en particular, a la automotriz (en todas partes se cuecen habas). Esperamos que caiga todo el peso de la ley sobre los responsables y que esto sirva como acelerador de la nueva industria que ya está surgiendo: aquella basada en nuevas tecnologías que no utilizan derivados del petróleo (híbridos, eléctricos, hidrógeno) que los grandes intereses han boicoteado durante décadas.


Escrito por

Humberto Campodónico

Ingeniero, economista, expresidente de Petroperú (2011-2013). Actualmente es investigador principal de Desco.


Publicado en

Cristal de Mira

Un blog de Humberto Campodónico, expresidente de Petroperú.